El señor de la guerra Darguul estudió a Caerys, moviendo lentamente la cadena de su mangual. "¿Que te puede traer a este lugar, elfa?". Su tribu reunida alrededor suyo, formando un amplio círculo de sombras y brillantes ojos rojos.
Caerys situo su doble espada en la guarda halcón, niveleda con sus hombres y extendiendose como unas alas. "He venido en busca de leyendas. Hace diez mil años Daealyth de Taeri estuvo sobre esta tierra y se enfrento a tus ancestros, y veinte cayeron antes sus espadas cantarinas. No sois los Dhakaani de antaño, y solamente veinte de vosotros no acarrearan honor a los Taeri".
El señor de la guerra siseó de furia, y su mangual brilló en la lumbre. La cadena enroscandose alrededor de la espada de Caery pero se escapó. El magual voló hacia la oscuridad. Giró sobre si mismo, su doble espada trazando un círculo de fuego y danzó hacia el jefe. En un instante la canción del acero se finalizó.
Caerys observó mientras el señor de la guerra se derrumbaba sobre el suelo. Con un despectivo giro de su muñerca, rozando con la sangre de su espada los ojos de los estupefactos testigos. Sonrío tras su velo espíritu, contando las espadas levantadas contra ella.
"Pero cuarenta podrían".
Corazón e Historia
Nacidos en la tierra de Xen'drik, los elfos aprendieron las formas de la civilización y de la magia como esclavos de los gigantes. Finalmente Xen'drik se derrumbó bajo un apocalíptico fuego de dragón, magia gigante y acero elfico. Las criaturas que sobrevivieron en el continente cayeron en el salvajismo. Durante los últimos días de Xen'drik, un vidente preveyó el destino de un reino condenado. En vísperas de la destrucción, lideró a unos pocos miles a través del mar.
Estos elfos encontraron un hogar en la isla de Aerenal. Aunque los elfos provenían de diferentes culturas, estaban unidos por la veneración hacia sus ancestros y las heroicas hazañas aquellos caídos en Xen'drik. La mayoría de los colonos escogieron dejar la espada en favor del libro. Estudiaron el arte de la magia, explorando lo profundo de lo arcano y de lo divina en su búsqueda de una forma de preservar a sus héroes. A través del transcurso de doce mil años, este esfuerzo produjo la Corte Eterna de los Aereni.
Hasta la Última Guerra, pocos humanos conocían la otra cultura de Aerenal: los Tairnadal, "guerreros orgullosos". Cuando las noticias de la destrucción acarreada por los dragones y la caída de sus antiguos enemigos llegó a Aerenal, los Tairnadal rechazaron abandonar sus armas. Algunos maldijeron a los dragones por robarles su verdadera victoria mientras que otros culparon a las sierpes de Argonnessen de las muertes de los elfos que se quedaron detrás. Mientras que los Aereni buscaron una forma de superar a la muerte, los sacerdotes Tairnadal declararon que los espíritus de los difuntos héroes continuaban viviendo a través de sus descendientes -y de que el guerrero que adquiere gloria en combate sirve como un avatar para los héroes del pasado.
En el -25000 AR, los dragones llegaron a Aerenal. Una vez más todos los elfos se unieron contra un enemigo común. El conflicto entre Argonnessen y Aerenal fue un enfrentamiento fascinante y misterioso, pero es un asunto mucho más profundo para lo que nos atañe. Para la visión humana, esta guerra continuó a una marcha de caracol, con siglos pasando entre los combates. Lentamente el énfasis cambió del conflicto físico a la guerra mágica, con el mayor peso recayendo sobre la Corte Eterna misma. Libres temporalmente de la guerra, los Tairnadal miraron a otro lado en busca de gloria. Sus ojos se posaron sobre Khorvaire.
En el -10000 AR, Cassael Vadallia lideró un contingente de guerreros hacia la costa sur de Khorvaire, donde los Tairnada establecieron una presencia en el continente. Estos elfos se llamaron a sí mismo los Valaes Tairn, "guerreros de la gloria". A medida que los elfos se extendían por todo el suroeste, establecieron contacto con el imperio trasgoide de los Dhakaan. Las escaramuzas aisladas pronto se convirtieron en una guerra. Los Valaes Tairn eran guerreros sin par pero los Dhakaani poseían una excelente disciplina y gran cantidad.
En el momento algido de la Guerra Dhakaani-Tairn, los dragones golpearon Aerenal con una mayor fuerza. Los elfos se lanzaron hacia la defensa de sus tierra natal, y los trasgos conquistaron las fortalezas abandonadas. El conflicto que siguió fue largo y terrible, empeorando cuando los Dhakaani lanzaron ataques contra Aerneal. Los elfos no podían permitirse luchar contra dos enemigos. Los líderes de los Tairnadal se reunieron con los de los Dhakaani, y un tratado fue firmado: los elfos juraron no regresar a Khorvaire a no ser que fueron convocados a ayudar.
Se atuvieron a su palabra. Los Dhakaani eran demasiado orgullosos para pedir ayudar durante la incursión Daelkyr, e incluso cuando el imperío se derrumbó en ruinas los Tairnadal permanecieron en su isla. Durante miles de años los Valaes Tairn restablecieron sus números y afilaron sus habilidades -hasta 914 AR, cuando finalmente un llamamiento llegó.
La llamada provino de la Reina Mishann de Cyre. La Última Guerra estaba bien avanzada, y los Cyr eran atacados por todas partes. Intrigados por la petición de la reina, el líder de guerra Shaeras Vadallia convocó a los clanes de los Valaes Tairn. Los guerreros acordaron que era el momento para regresar.
Durante 42 años los Valaes Tairn extednieron el terror por todo Breland y Karrnath. Luego rompieron todos los lazos con Cyre. Algunos dicen que la joven Reina Mishala insultó a Vadallia, mientras que otros creen que el lider de guerre simplemente se cansó de la alianza. Vadallia convocó a sus fuerzas en la frontera sureste de Cyre. Habló de la antigua reclamación de los elfos, un vinculo con la tierra más viejo que la civilización humana. Mientras que la corona maderaoscura era situada sobre su frente, juró restaurar las tierras reclamadas por sus ancestros para otorgar a todos los Tairnadal una oportunidad de gloria. Hundiendo su espada en la tierra, declaró la creación de Valenar, "el reino glorioso".
Fuente: Wizards of the Coast (The Elves of Valenar, Part 1)