martes, 31 de marzo de 2009

Osirion: Tierras de Faraones (Parte II)

Continuamos con nuestro breve paseo por Osirion con 7 nuevas localizaciones.

Flor de Lamashtu [Lamashtu's Flower]
Desconocido para las víctimas, y para los grupos aventureros y mercenarios empleados para guiar caravanas comerciales a través del desierto, muchos de los mercaderes y viajeros asesinados por los gnoll cerca de Eto realmente son víctimas de una traición. Aunque nominalmente liderado por un jefe gnoll albino, Nathrek el Pálido, Devorador de Virgenes (CM varón gnoll Guerrero 9), en realizad la tribu tienelealtad y miedo a su consorte Alashra (CM humana mujerhiena Clérgio 16 de Lamashtu). La sacerdotisa licántropo y autoprocalamada Octava Bruja de Lamashtu lleva una doble vida como Shai-Nefer, un rica reina mercader y propietaria de una de las principales casas comerciales de Eto. Su posición en la sociedad humana de Osirion le permite enriquecer sus legitimos intereses comerciales ordenando ataques sobre los cargamentos más ricos de sus rivales, mientras que evita sospechas mandando de forma voluntaria una porción del suyo a la masacre.
Bajo su influencia sedientes de sangre, las tribus gnoll Osirianas se han consolidado en la veneración de Lamashtu como su deidad principal, y este éxito solo ha alimentado su hambre de poder en ambos lados de la división racial. Aunque muchas de sus victimas seguidores son devorados y abandonados para pudrirse al sol del desierto, otros sencillamente desparecen, pero en verdad, aquellos abandonados para que los carroñeros del desieto se alimenten de ellos son los más aforunados. Shai-Nefer prefiere estar en forma humana cuando los prisioneros, transportados como ganado gimiente, llegan para su sacrificio sangirento en el centro de la actividad de su culto, solo cambiando a su forma bestial una vez que los condenados comerciantes se dan cuenta de su papel en la captura.
Localizada en un oasis oculto en el desierto central de Osirion occidental, a unos 80 millas de Eto, esta depresión del desierto y el antiguo templo que encierra son colectivamente apodados la Flor de Lamashtu -un juego de palabras completamente apropaido para sus fieles.Pavimentado con suelos de piedra caliza adornados con huesos que recuedan a alformbras de huesos roidos, este santuario dedicado a la Madre de los Monstruos esta poblado por casi un centenar de idolos esculpidos en las estatuas profanadas de otros dioses y hace tiempo muertos faraones. Ahora, de nuevo bañado en sangre y resonando con los discordantes sonidos de las plegarias y del frenetico ritual de copulación, el templo sirve como casa para el culto de Lamashtu de Alashra mientras intenta extender su ulcerante influencia por Eto y Shiman-Sekh, promoviendo cultos humanos hacia su diosa. Finalmente, si consigue éxito entre los humanos, puede buscar fomentar los roces y luego la abierta revolución contra Sothis con la degenerada visión a largo plazo de crear una estado separado adorador de demonios en Osirion occidental.
Si este plan es viable o no es cuestionable en el mejor de los casos, pero Alashra esta convencida de su potencial y reivindica que su diosa habla directamente con ella, que la multitud de idolos la susurran y que escucha ordenes furiosas en los gritos de sus víctimos -cosas que todas ellas indican su favor divino, su completa y total locura, o ambas. Si es cierto, presagia una enfermedad para el futuro de Osirion.

La Fortaleza Perdida de Mekshir [The Lost Fortress of Mekshir]
Perdida en el corazón del desierto occidental durante casi 50 siglos, la fortaleza de Makshir vigilaba las rutas comerciales desde Osirion a la entonces provincia de Thuvia. Localizada en peligrosa proximidad a las ruinas de la antigua capital provincial de el-Amara, la fortaleza fue tanto víctima de la decadente estrella imperial de Osirion en los últimos días de la breve y poco recordada Dinastía Apsu como lo fue de las feroces tormentas del desierto. Mientras Osirion se retiraba gradualmente de la cima de su influencia por todo el norte de Garund, abandonando puestos avanzados, fuertes e incluso ciudades enteras al desierto y el barbarismo, la fortaleza permaneció como un santo grial para los cazadores de tesoros debido a la sugestión de una única frágil leyenda.
Para ponerse en antecedentes, la fortaleza nunca fue totalmente abandonada, pero en su lugar fue enterrada con todos sus habitantes por una feroz tormenta de arena en la estación khamsin del -841 CA, y por ello, impidiendo cualquier subsiguiente pillaje, su original escondite de armas y armaduras mágicas y varios meses de pagas para sus soldados permanece intacto. Puede contener más, ya que la leyenda cuenta que una caravana comercial se perdió el mismo año a lo largo de la ruta comercial portando en secreto la mayoría de las ganancias una vez recaudadas por el tesoro provincial de Thuvia y de su último gobernandor Osiriano. El embarazoso silencio de Sothis tras la muerte del gobernandor no fue por apatía, sino por condenación. Los gobernantes sabína que su control sobre Thuvia era inestable, y de poco valor a medida que su poder lentamente menguaba de su cima imperial, y por ellos su retirada de la provincia occidental no fue solo por casualidad de la muerte del gobernador, sino en su lugar una abdicación planeada acelerada por esta inesperada (o quizás esperada) muerte.
Por tanta riqueza que la fortaleza puede aún contener si la leyenda fuera cierta, ninguno de sus rumoreados contenidos nunca ha aparecido en los legitimos mercados de antigüedades de Sothis, ni tampor en sus no reguladas, ilícitas contrapartes, y por una buena razón. Debido a causas desconocidas, pero quizás relacionadas con las repentinas muertes o algun artefacto contenido en el tesoro de Thuvia, los soldados de Meskhir nunca abandonaron sus puestos. Los muertos aún guarecen las murallas y patrullas sus terrenos, ya sea como esqueletos mostrando piel reseca sobre sus huesos, o congregandose como espectros a través de la arena como vigilantes tiburones, dejando trás de sí rastros de hielo en la arena del desierto que desparecen con cada amanecer. Si incluso la fortaleza fuera hallada, cualquier buscador de tesoros se enfrenta a la ardua tarea de combatir contra un regimiento entero de tropas Osirianas, cada soldado aumentado por la no muerte.

Monasterio de Tar Kuata [Monastery of Tar Kuata]
Aunque gran parte de las ciudades de Osirion albergan capillas o pequellos templos al Proferos de Profesores, los fieles de Irori no están predispuestos hacia las masivas muestras de fervor religioso y grandeza, tampoco sus centros de adoración están pensados para satisfacer a los devotos casuales o los sencillamente curiosos. En su lugar, los fieles de Irori tienden a recluirse en aislamiento monástico a lo largo de los bordes de la sociedad Osiriana, enclaustrados en docenas de comunidades apartadas lejos de grandes rutas comerciales y situados en asilados valles entre las apenas pobladas montañas de la Cadena Barrera y los Picos Cínicos. Los más notorios de estas comunidades templos incluye al Templo de An-Alak en las Colinas de Sal, a una docen de millas al interior de la Costa Escorpión de Osirion; la Torre Escalonada de Djedefar en la punta de la Peninsula Alamein; y el centro ritual de su fe, el Monasterio (y ciudad de peregrinaje en lo alto de la montaña) de Tar Kuata en el suroeste más remoto de la nación, más allá de las Huellas de Rovagug.
Construido sobre un ancho risco sobresaliendo sobre la eponima montaña, y desde allí esculpido en el pico mismo, el Monasterio fue fundado en el 1490 CA por Narmek Tar Kuata, un sacerdote Sothan de Irori ahora venerado como un sando por los modernos partidarios de la fe de Irori. Desde entonces los huesos de Narmek han sido lentamente repartidos como reliquias por toda la faz de Garund septentrional, pero la calavera del clérigo y varias vertebras permanecen en el monasterio, revestidas de oro y guardadas en un pequeño santuario en lo alto de una imposiblmente alta columna de roca cerca de la cumbra de la montaña. Basta decir, que la columna no tienen ni asideros ni escaleras, y por ello solo los más diestros y fervientes de los adoradores de Irori poseen la capacidad de alcanzar el relicario. En el siglo pasado, tres intentos huratar los huesos y sus monturas de oro han fallado terriblemente, con los ladrones cayendo a sus muertes -aunque es importante que los ladrones no cayeron durante su ascenso o descenso de la columna, sino parece que fueron lanzados a su condenación solo una vez que habian alcanzado la capilla sin vigilancia misma.

Pirámide de An-Hepsu XI [Pyramid of An-Hepsu XI]
Todos los faraones de Osirion estaban obsesionados con su propia existencia después de la muerte, creyendo que su posición en el Gran Más Allá reflejaría la de sus vidas mortales solo a través de inscripciones determinadas dentro de sus lugares de reposo, el ritual de confiscación de las riquezas y posesiones reales, o la representación de aquellas cosas en forma glorificada. Aunque muchas de estas grandiosas tumbas hace tiempo que se han perdido en la historia, existieron, y los registros dando fe de su grandeza desaparecida. De los mayores faraones, de las grandes cantidades de registros y leyendas que existen, y ninguna virtualmente supuesta puede ser considerada estar muy lejos del reino de la verdad. Y todavía hay un faraón, uno de los más poderosos, por el cual todos los registros que describen su tumba se han perdido u ocultado.
El Faraón de Ninguna Lluvia, An-Hepsu XI, conocido de otro forma por la historia como el Faraón Incorruptible, gobernó Osirion con incuestionable poder durante casi cuatro siglos. Igualmente esteril, incapaz de procrear un hijo y ya el último de su linea dinástica, el faraón se centró sobre su poderoso dominio sobre el arcano para primero extender su vida, y después para asegurarse de que nunca moriria momificando su aún viva piel. Un poderoso y respetado gobernante antes de abrazas la muerte viviente, pocos de sus sirvientes se habrían quejado de su posición, ya que les aseguraba estabilidad y continuidad en sus vidas, pero dado el dogma anti muerto viviente de la Iglesia de Pharasma, el faraón simplemente nunca lo mencionó, y pasarían otros 80 años antes de que incluso se sospechara. Cuando un imprevisible tejado derribado le enterró bajo una tonelada de piedra, la nación se preparó para lamentarse por su lider muerto, pero cuando las excavaciones terminaron 5 días después el rey dio se alzó ileso y continuo con sus deberes. Esto y las heridas momificadas visibles sobre su cuerpo tras el accidente hicieron que todos sus subditos estuvieran al tanto de su verdadera naturaleza, pensando que entonces que el pueblo común era incapaz de detenerlo.
Tal era del poder arcano de An-Hepsu que su legado pudo haber inspirado al muerto viviente rey hechicero Geb, pero parece que muchos registros sobre su antinatural gobierno han sido destruidos a proposito u ocultados en secreto por el cléro de Pharasma y Nethys. Lo que se sabe es que, a través del tiempo, las ambiciones del faraón no conocían limites, y su sanidad se fue debilitando a medida que su conocimiento y poder crecían cada vez más. Imbuido de un tremendo orgullo, el faraón expandió el poder de Osirion mientras llevaba a cabo experimentos de terrible naturaleza y trataba con terribles seres provenientes de los planos.
Aunque el exacto desencadenante aún se desconoce, finalmente el clero se rebeló y el reinado del faraón llegó a un abrupto fin, señalando otro largo descenso en la influencia y poder de Osirion. No existen menciones de la tumba del Faraón Incorruptible, aunque terribles leyendas sugieren que An-Hepsu XI nunca fue destruido, que sus supuestos asesinos fueon incapaces de dispersar permanentemente al monstruo en que se habia convertido. Aunque incluso dividieron sus restos físicos, su espíritu se aferró a su carne y obligaba a sus trozos a volver unos juntos a otros. Los sacerdotes y sus aliados le encarcelaron, sellando sus organos y cuerpo momificados en recipientes separados. La tumba prisión que le contruyeron contendría su impio espíritus y rota forma en el reino mortal para la eternidad, negandole libertad terrenal o liberacion en el otro mundo.
Secuestrado lejos de la real y sagrada necropolis, sin ningun seguidor capaz de enterrar las partes del cuerpo en el desierto debido al riesgo de invocar la ira de los elementales, siempre se ha rumoreado que la tumba del Faraón Incorruptible ha existido en algun lugar dentro de las Columnas del Sol, la caden montañosa central de Osirion. Potencialmente localizada en un oculto valle o esculpida en uno de los formidables picos de granito, otra leyenda dice que la verdadera piramida fue construida y luego cuidadosamente y magicamente ocultada para parecerse a una montaña normal en una cadena remota y inhospita del interior.
Si es cierto, entonces la filacteria aun persiste hoy en día, guardada para prevenir que la regeneración del faraón expulsado o su propia destrucción por generaciones futuras que puedan demostrar ser capaces de tal acto, para siempre negandole una verdadera muerte y el potencial de cualesquiera vida posterior que le espere en el Gran Más Allá. La tumba prisión tambine puede contener, no riquezas u los contenidos de cualquier otro sepulcro real, sino las más peligrosas y poderosas creaciones del Faraón Incorruptible y cualesquiera artefactos que hubiera reinado en el largo crepúsculo de su gobierno, ocultos lejos no vaya a ser que otros intenten seguir sus pasos.

El Río Esfinje [The River Sphinx]
La civilización nunca se hubiera alzado más allá del ambito de las tribus errantes y de las pequeñas comunidades asentadas alrededor de los raros oasis del desierto si no fuera por el poderoso Rio Esfinje. Las mayores ciudades de Osirion se alzan a lo largo de sus origllas, con solo unas otras pocas más allá del río debiendo su existencia a las aguas de los acuiferos y oasis del desierto, y ninguna de estas tan grandes como los hijos urbanos del Esfinje o de sus afluentes gemelos en el sur y oeste de la nación, el Crook y el Asp. La mayoría de la población de Osirion vivi en o cerca de sus orillas, usandolo como fuente de agua potable y tanto como sistema de comunicación como confiando en sus indundaciones estacionales para enriquecer el suelo de sus campos.
Cañas de papiro hace tiempo dobladas se alinean en los orillas en gran parte de las regiones, mientras que tambien son coumunes brillantes lotos flores blancas, aunque en las secciones más transitadas son por lo general limpiadas para no ensuciar tanto los timones como los remos de los barcos que pasan. Diversas especies de pescado comestible nadan en su caudal, y una docena de diferentes aves acuaticas pueblan los afluyentes, todas proporcionando paletadas de color y carne suplementaria para muchos de los pobres de Osirion. Pero tambien el rio proporciona sus propias defensas -rio arriba a lo largo del Crook y el Asp, los rápidos salpican todo el recorrido de los rios, y en cualquier lugar siempre existe el peligro acechante del hetkoshu -un tipo de cocodrilo nativo- y las raras agrupaciones de hipopotamos, aunque estos ultimos han sido ampliamente cazados casi hasta la extinción.

Las Ruinas de Tumen [The Ruins of Tumen]
Alzandose desde las arenas a 75 millas de Sothis, Tumen una vez actuó como la ciudad más grande de Osirion, y por un unico brillante momento también sirvió como su capital. Pero el momento fue espasmodicamente breve, y Tume fue engullida por el desierto un siglo antes del pasó de los Cuatro Farones de la Ascención, aunque su fallecimiento comenzara antes, durante el crepúsculo de su reinado terrental.
Construida en el corazón de los desiertos orientales, lejos del brillante nacimeinto del Esfinje y sus llanuras indundas circundantes, Tumen debía su existencia a una especialmente poco convencional fuente de agua. Aunque pocos registros de este periodo arrojan ninguna luz sobre este hecho en particular sobre la antigua capital, los residentes de Tumen tenían acceso listo a agua pura antinatural, extraida por "la gracia del Satrapa Opalino cuyo Radiante Faraón favorece, y a cambio es favorecido". Muchos Osiriontologistas concuerdan en que el texto seguramente se refiere a un enorme acuifero del desierto muy profundo bajo la arena, divino y accesible por magia ahora perdida y esperando ser redescubierta. Sin embargo, un minoría sugiere que el agua de la ciudad llegaba a través de un portal permanente con los planos elementales a través de algun tipo de trato con uno de los gobernantes de aquellos reinos o de acuedo con una de las tribus elementales del desierto.
Sin importar, en algun momento brevemente anterior a la muerte de los Cuatro Faraones, el suministro de agua comenzó a menguar, y en el transcursos del siguiente siglo falló en suplir las necesidades de la ciudad, finalmente obligando a su abandono, especialmente después de la fundación de Sothis más al oeste. Si la fuente es una acuifero natural fracasado, la ciudad para siempre permanecerá encerrada en un ciclo de enterramiento y descubrimiento por el cambiante capricho de la estación khamsin; si la fuente fue más mágica en su naturaleza, existe una distante posibilidad de que Tumen pueda ser restaurada a su gloria en el futuro. Este hecho no se ha perdido para los Portadores del Futuro [Forthbringers] y el Principe Rubi, epsecialmente dados sus propios talentos mágicos en vincular seres -especialmente elementales- extraplanares.

Las Siete Estelas [The Seven Stelae]
Localizado a medio camino entre Shiman-Sekh y la ciudad portuaria de Totra, la colección de enormes columnas conocidas como las Siete Estelas se alza sobre la superficie de las dunas circundantes. Parcialmente hundidas por las mareas de arena sopladas del desierto, las columnas de granito rojo muestran el sello de An-Hepsu I, el Faraón de las Siete Caras. La porción superior de cada estela esta esculpida con un aspecto del faraón en una pose diferente, aunque una esta desgaja a 30 pies sobre el nivel de arena, su cornisa presumiblemente enterrada cerca. En gran parte inmune a la erosión del desierto debido al tipo de piedra usada para su construcción, cada una de las columnas muestra inscricpiones que detallan uno de los logros de An-Hepsu. Desafortunadamente, dos de las inscripciones de las columas están mutiladas, y la cornisa que falta de la rota seguramente contienen historias adicionales ahora perdidas.
Debido a su remota localización en el desierto central, poca exploración del sitio ha tenido lugar, y más allá de cualquier apreciación ascética de los monumentos mismos, o el interes histórico de las esculturas, tradicionalmente ha habido poco interes por parte de los tipicos caza tesoros. Sin embargo, esto último ha cambiado con el reciente descubrimiento de una apartada, oculta abertura en una de las estelas, escondida dentro del cartucho del faraón y conduciendo a una pequeña cámara decorada con intrincados murales y una placa de alabastro trnasulucido situada en el suelo sobre un juego de escaleras. Los exploradores que descubrieron la entrada fueron inmediatamente atacados por lo que describieron por un par de espectrales, guardianes alados. Mal heridos y con dos bajas en el grupo, apenas consiguieron el viaje de vuelta a Totra, pero su historia ha accionado una actividad de subsiguientes intentos.
Has la fecha, tres puertas más han sido halladas, aunque dos de ellas permanecen selladas por la magia, con la que esta abierta conduciendo a un hueco de escalera descendiente cubierto de arena. De la entrada original, los guadianes espectrales, cualesquiera que pudieran ser, hasta ahora han obstaculizado una penetración más profunda.
La exploración alrededor de las estelas mismas ha llevado al descubrimiento de una variedad de menores hallazgos, incluyendo el techo intacto de un templo enterrado y las cornisas esculpidos de una plaza de columnas menores. Dada esta información, las siete estelas pueden ser solo la punta de un complejo en ruinas mucho más grande -potencialmente una ciudad entera- aún oculta por los siglos de acumulacion del desierto.
Fuente: Pathfinder Companion: Osirion, Lands of Pharaohs (Osirion)