lunes, 26 de marzo de 2012

Códice de Traición: Glasya, Princesa de los Nueve Infiernos

Por Robert J. Schwalb
Ilustraciones por Brian Valenzuela
Traducción por Bowesley (aka Humuusa)


"¿Cómo la puedo rechazar, a esta mujer que acecha en mis sueños, que atrapa mi imaginación y me hace esclavo de su belleza?. ¿Cómo puedo negarle la única cosa que me pide para entregarse a mi completamente?. De todas formas, ¿qué es un alma?. ¿Existe tal cosa?. ¿Qué prueba hay de que poseemos almas?. Todos lo que los sacerdotes vomitan son mentiras para llenar sus cofres, para hacer de nosotros ovejas obedientes, llendo a donde nos guía. Nunca he visto mi alma, nunca la he sentido, nunca he notado su presencia. Por lo que yo se, todo lo que pide ella es nada. No obstante me resisto. Alguna parte de mi me grita que la rechace, que no acepte los placeres que promete y que huya hasta que no pueda correr más. ¿Pero a dónde puedo ir para purgar su presencia de mi mente?. ¿Qué puedo hacer para olvidar su caricia, el roce de sus dedos en mi cara, el beso de canela sobre mis labios?. Nada. Ya soy su esclavo, y mi tardanza no es más que una tonta negación. ¿Mi alma?. Se la puede llevar. Ven, Glasya, toma de mi lo que desees, ¡y seré tuyo para siempre y por siempre!. 
 






Los Nueve Infiernos nacieron de la traición y de un mal innombrable, y las intrigas y las traiciones dominan su larga y sólida historia. Los señores de los dominios acechan debajo de la destrozada, humeante superifice de Bator tramando planes para derribar a sus rivales, declarar la guerra a sus compañeros señores y arrebatar el poder antes de que se lo arrebate a ellos. Cuando no preparan invasiones al Abismo para saquearlo de su naciente poder, volviéndo unos contra otros a sus archidiablos gobernantes. Cada gobernante ha pisoteado a alguien o destruido algo para obtener su puesto. Entre esta aristocracia traicionera, ninguno ha fomentado la imaginación como Glasya, hija de Asmodeo y la Princesa de los Nueve Infiernos.
Bator, el mundo de los Nueve Infiernos, flota a la deriva en un firmamente estrellado como una esfera ardiente donde el mal que más. Desde aqui provienen los diablos, las legiones infernales se reunen y los condenados languidecen en un tormento eterno. En el pasado lejano, este dominio era un reino espléndido, una joya brillante sin igual en bondad y resplandor. Ahora las llamas turbulentas han borrado del todo el mundo una vez exhuberante. 
Un dios olvidados, ahora solo recordado como El Que Fue, gobernaba Bator desde su trono resplandeciente. Su dominio estaba cimentado sobre la ley, guiado por la moralidad y ligado a la causa de la paz. La bondad y buena volutnad del dios permitía a los ángeles a su servicio ascender alto en su estima, convirtiéndose en arcángeles con poder casi igual a los exarcas y los semidioses. A través de ellos, El Que Fue, buscó extender la paz y la justicia por todos los planos. A pesar de toda su gran sabiduría, ni una sólo vez se esperaba que al cuchillo de la traición proveniese de estos campeones virtuosos, ni preveyó la ruina que llegaría para definir el dominio que gobernaba.  
 

EL PRÍNCIPE DEL MAL
Los teólogos afirman que el fragmento del mal que creó al Abismo envió a Asmodeo, una vez una estrella brillante y resplandesciente al servicio de su dios, cayendo en picado hacia la oscuridad. Esta brillante, joya terrible sobre su cetro sólo apretó el apretón del mal sobre su corazón. Como saben aquellos versados en cosmología, Asmodeo lideró la rebelión contra El Que Fue, mató a los protectores del dios, y conquistó su dominio. Mientras lo realizaba, hizó que los fuegos infernales barrieran su superficie, hirviendo los resplandecientes oceános y reduciendo los bosques a cenizas y brasas. Donde una vez reinó la belleza, solo quedo muerte y sufrimiento, y asi Bator se convirtió en los Nueve Infiernos. 
Asmodeo dividió Bator, retorciéndolo a su presente forma horrible, recompensando a los ángeles que combatieron bajo su estandarte con feudos y reinos. Concedió a cada uno un Infierno para gobernar, siempre que ese gobernante siguiera siendo un subdito leal. Asomedo reclamó Nessus, el corazón ardiante del dominio. Condeció Cania a Mefistófeles y entregó Malebolgia y Maladomini a Belcebú, su amigo y aliado más fiel. Levisto obtuvó Estigua, Belial Phlegethos; Mammon reclamó Minauros, y Dispater Dis. Zariel se hizó con el Averno, la capa más exteruior de Bator, y se le encargó la protección de dominio de enemigos que buscaban venganza contra los ángeles rebeldes. Así los archidiablos gobernaron durante muchos eones, cosechando las almas de los condenados y acumulando su poder. Realizaron continuas incursiones hacia el Abismo intentando arrebatar al mayor premio libre de todos,  el fragmento negro alojado en sus entrañas y el autor de todos los males del mundo.
El mal, como siempre, creció. Todos estos vicios e inquinas que aumetaban en los Nuevos Infiernos sembraron ambiciones nuevas entre los gobernantes malignos en este dominio, y la paz obtenida através de la traición no podía durar. Muchos jugadores fueron responsables por el gran y desastroso drama conocido como el Ajuste de Cuentas, y casi todos sufrieron por su parte en ella. Sin embargo, uno surgió incluso más poderoso de la lucha y los conflictos: la propia hija del Infierno, Glasya, la Princesa de la Noche. 
 

La Hija del Infierno
Glasya sería importante tan solo por su linaje. Con pocas raras excepciones, los dioses no tienen la costumbre de compartir su poder con la descendecia; los hijos divinos en el mejor de los casos son infrecuentes. Glasya es una de estas rarezas. Fue engendrada por Asomdeo en su concubida, Bensozia, una vez llamada la Reina del Infierno, no muhcos después de arrebatar Bator al El Que Fue. Bensozia fue una de las novias del dios muerto, asi que para Asomodeo tan sólo era apropiado reclamarla para si.
Muchos se han preguntado porque el Príncipe del Mal crearía una desvetaja teniendo una hija. La razón queda clara cuando uno considera que Asmodeo es tanto un prisionero de Bator como su gobernante. Matar a un dios tiene sus consecuencias, y la destrucción de El Que Fue enfureció tanto a las demás deidades que sellaron a Asmodeo y a todos los ánegles rebeldes que le ayudaron en su dominio robado. Asmodeo creyó que su descendencia no quedaría sujeta a las mismas restricciones y, con el entrenamiento adecuado, podría actuar como su apoderada en los planos.
Lo que Asmodeo no preveyó fue el profundo odio de Bensozia hacia él. Se había apoderado de ella como un premio, la utilizó y la deshechó. Mientras el resentimiento y el odio envenenaba su alma, Bensozia tramó la caída de su amo desde casi el comienzo. Ya que no podía equipararse al poder de Asmodeo, se contentó con fomentar la traición contra él por todos los Nueve Infiernos. Como Asmodeo, Bensozia vió en su hija un vehículo para su venganza y creyó que con el tiempo Glasya sería capaz de hacer lo que ella no podía: destruir al Príncipe del Mal. Y por ello Bensozia crío a su hija con veneno y odio, enseñándola las artes de la seducción y la intriga, y llenó su vaso vacío con intenciones asesinas. 
 

¿Asesinato o Matricidio?
Los archidiablos no poseen autoriad en los Nueve Infiernos más allá de la que les concede Asmodeo. A cambio de sus reinos, el Señor Oscuro ordena lealtad y obediencia absoluta. Cada una ha pronunciado juramentos de lealtad y hacen todo lo posible por demostrar devoción. Por supuesto, esta devoción es mentira; cada archdiablo reclamaría alegremente el cetro de rubí y la divinidad para ellos mismos. En varios momentos,  ciertos diablos han intentado expulsar a Asmodeo. Todos han fracasado, obteniendo sólo agonía, desgracia y a veces la muerte por sus esfuerzos. Uno de los primeros en intentarlo fue el archidiablo Levisto.  
El Señor del Quinto Infierno había demostrado ser un aliado astuto y capaz en la conquista de Bator. Su encanto y competencia le granjeraon su dominio sobre Estigia, el último mar en los Nueve Infiernos. Aunque Levisto tenía ambiciones más allá de su reino, y ya había comenzando a tramar contra Asmodeo. Creía que el camino hacia la derrota de Asmodeo se encontraba en su consorte, quien para Leviso estaba seguro que conocía las debilidades del Príncipe del Mal. Para entonces, Bensozia se había ganado la estima y suficiente confinaza de Asmodeo para ser enviada a inspeccionar los otros Infiernos con su alguacial, Martinet, y varios diablos de la sima. La historia dice que Levisto se acercó a Bensozia mientras viajaba a través de Estigia y le ofreció hacerla su reina a cambio de ayudarlo en derrocar a su amo. Según los relatos, ella era fiel a Asmodeo y rechazó la oferta. Por su desafío, ella y todos los diablos de la sima fueron aniquilados, escapando solo Martinet.  
Esta historia es comúnmente contada por todo los Nueve Infiernos, pero casi seguro que es propaganda. Bensozia odiaba a Asmodeo. Nunca hubiera sacrificado su vida debido a su lealtad hacia él. Si de hecho rechazó la oferta de Levisto, debió hacerlo por alguna otra razón. Otro relato, susurrado lejos de oídos atentos, relara una versión muy diferente de los acontecimientos. Bensozia vió en Levisto otra posibilidad para debilitar a Asmodeo, y los dos habían sido aliados durante muchos años. Viajó a Estigia cuando pudo y susurró secretos al Señor del Quinto Infierno para otorgarle cualquier ventaja posible. Aquellos que cuentan esta historia no creen que nada parecido al amor existiese entre estos conspiradores; cada uno buscaba explorar al otro por un propósito oscuro. A pesar de su doblez, los dos consiguieron mantener sus citas durante cierto tiempo -hasta que Glasya los descubrió. 
Levisto, siempre un granuja apuesto y libertino, arrebató el corazón de Glasya durante una de sus visitas a la corte de Asmodeo. Levisto reconocío que ella podría volver a más personal de Asmodeo contra él, y los dos se convirtieron en amantes secretos. Sabía que estaba corriendo un gran riesgo al hacerlo: Glasya era joven y celosa, y reaccionaría de forma violenta si descubría su aventura en marcha con Bensozia. De igual forma, la Reina del Infierno se enfurecería por el juego de Levisto con su hija. No obstante mantuvó el arid durante todo el tiempo que pudo.  
Caprichosa y desobediente, Glasya chocó repetidamente con su padre. Después de otro de tales enfrentamientos, huyó a Estigia para convertirse en la consorte oficial de Levisto -sólo para encontrar a su madre en brazos de su amante. Glasya ya odiaba a Bensozia, pero esta traición la condujó al asesinato. Mientras el palanquin de su madre regresaba a Nessus, Glasya se escurrió en su interior y rebanó el cuello a Bensozia.  
El diablo de la sima Martinet, también llamado la Voz de Nessus, fue el primero en descubrir el asesinato. Asmodeo le había encargado con mantener el orden en los Nueve Infiernos; no queriendo que su amo pareciese débil através de las acciones imprudentes de su hija, Martinet ocultó el asesinato de Levisto. Destruyó al resto de los diablos de la sima en el grupo para que asi no quedasen testigos. Aunque Asmodeo no sentía afecto por Bensozia, no podia dejar sin castigo tal ofensa. Despojó a Levisto de sus títulos, le encerró en hielo, y concedió a Estigia a Geryon, la Bestia Salvaje. Siguiendo el consejo de Martinet, Asomdeo también envió lejos a Glasya y la situó en la corte de Mammon como la concubina del archidiablo.
 

INICIAR UNA GUERRA
Ya sea o no la culpable de la muerte de su madre,  Glasya consideró su concubinato con el Señor de la Avaricia como un castigo. Había crecido acostumbrada a las riquezas y comodidades del reino de su padre y no estaba preparada para la miseria y suciedad que impreganaban el miserable lugar apartado de Mammon. Minauros sólo prometía enfermedad y desesperación, y sucumbir a la influencia tóxica del reino sería el olvido. La situación intesificó el oido de Glasya por su padre, inculcado por su madre, hasta que el pensamiento de subyugar a Asmdeo la consumió. Su posición como la consorte de un archidiablo menor le permitía pocas oportunidades para ascender en posición, asi que comenzó a manipular los acontecimientos para adaptarse a su objetivo: reemplazar a su padre como la Reina de los Nueve Infiernos. Aunque demasiados archidiablos se hallaban entre ella y su premio final. Cualquiera de ellos aceptaría de buena gana la oportunidad para debilitar o reemplazar a Asmodeo, pero la mayoría eran reacios a alterar el delicado equilibiro de poder en los Nueve Infiernos y arriesgarse a perder sus posiciones en la jerarquía. Sólo necesitaban ver el destino de Levisto para ver que les pasaría si lo intentaban. Ningún archidiablo sólo actuaría contra Asmodeo, pero si pudiese convencer a varios para unir fuerzas, podrían tener éxito donde uno sólo había fracasado.
Focalor, el senescal de Mammon y el verdadero poder en Minauros, demostró ser un verdadero informador para Glasya. Se quejaba del estúpido y cobarde Mammon, quien satisfacía sus impulsos hedonistas y atormentaba a las criaturas menores que poblaban su reino, dejando su seguridad y deberse administrativos sobre los hombros de su senescal. Glasya recurrió al resentimiento de Focalor prometiéndole ayudarle a destruir a su amo, y asi obteniendo tanto un poderoso protector como una fuente fiable de información sobre el paisaje político del dominio. Ya sabía que Asmodeo prefería a Belcebú y podía depender  de él para ser un aliado podeoroso, mientras que Mefistófeles y Belcebú se odiaban uno a otro y habían chocado varias veces en el pasado. Asmodeo había concedido Malebogia a Belcebú hacía mucho como recompensa por algún servicio vil, y el Señor de las Moscas permitió al archdiablo Moloch gobernar en su nombre.
Una red intrincada de alianzas unió a todos los archidiablos, y todo lo que tenía que hacer Glasya era tirar de un hilo para alterar la paz. A instancia de ella, Focalor convenció a Mammon de que Belcebú esta reuniendo en secreto un ejército para invadir Cania, el Séptimo Infierno. El Señor del Tercer Infierno no sabía que hacer con tal revelación, pero finalmente llegó a la conclusión de que debía informar a Mefistófeles. Mientras tanto, Glasya viajó a Malebolgia y reclutó a Malagard, una poderosa saga nocturna y amante de Moloch, para su causa. A través de ella, Glasya proporcionó información a Moloch de que Mefistófeles se estaba preparando para invadir Malebolgia.
Moloch informó de los rumores a Belcebú, quien comenzó a reunir a sus ejércitos como respuesta. Mammon avisó a Mefistófeles de la inminente invasión, y los crecientes ejércitos de Belcebú confirmaron los informes. Todo iba como espeaba Glasya. Los Nueve Infiernos se dividieron en dos facciones, con Zariel, Belcebú, Moloch y Belial en un bando, y Mefistófeles, Mammon y Dispater en el otro. Ambos bandos formaron ejércitos. Ambos bandos discutieron y se posicionaron, pero ninguno realizaría el primer movimiento. Glasya se dió cuenta de que era necesario un gran empujón para lanzarlos a la guerra, y sabía justamente como conseguir esto. 
Naome, la consort de Belial, había hablado abiertamente contra la trama de Glasya y avisó a Belial para que evitase la tensión constante no fuera que enfureciese al Príncipe del Mal. Belial estaba al borde de intentar negociar una paz entre las dos facciones y había convencido a Asmodeo de reanudar la Guerra de la Sangre con una nueva invasión del Abismo, ya que al hacerlo uniría a las fuerzas congregadas contra un enemigo común. Aunque antes de que los ejércitos pudiera invadir el Abismo, Glasya se escabulló hacia Phlegethos y asesinó a Naome. Enfurecido, Belial ordenó a Zariel a volver sus ejércitos contra Dispater y asediar Dis. Las fuerzas de Belia se unieron a las de Belcebú y Moloch para atacar Estigia, esperando aplastar a Geryon y  adentrarse en Cania antes de que Mefistófeles pudiera montar una contrataque con éxito.
 

El Ajuste de Cuentas
La guerra por los Nueve Infiernos se desencadenó durante eones. La invasión de Belcebú pareció un éxito redondo al principio, pero Mefistófeles era astuto. Sacrificó a una legión de diablos para maniobrar alrededor de las fuerzas enemigos e invadió Maladomini. Con los ejércitos de Mefistófeles derramándose por su reino, Belcebú retiró a sus fuerzas de Estigia, donde habían sufrido terribles bajas a manos de los diablos de hielo. Esta retirada liberó a Mammon para ayudar a levantar el asedio en Dis golpeando a Zariel desde detrás. Las fuerzas de Zariel no aguantaron y huyeron al Averno. Dispater y Mammon, ahora unidos, convergieron en Maladomini para destruir a Belcebú y a continuación volver su atención hacia Nessus y el Señor de las Moscas.
Lo que no se dio cuenta ninguno de los archidiablos fue que Asmodeo había estado al tanto de la trama desde el principio. Tras colocar a Geryon en Cania para protegerlo de la invasión, se unió a Mefistófeles en el ataque contra Belcebú. Una vez que estaba todo en su sitio, Geryon hizó sonar su cuerno, indicando a los otros agentes de Asmdeo poner en marcha la trampa. Los Ocho Oscuros, generales diablos de la sima que cada uno lideraba los ejércitos de un archidiablo, se volvieron contra sus amos y llevaron la guerra a un abrupto final. 
Los eruditos han teorizado que Glasya también era una agente de Asmodeo en El Ajuste de Cuentas, y que su misión era exponer la traición de los archidiablos y ayudar a consolidar el poder de Asmodeo. Si esta historia es cierta, el plan funcionó admirablemente. A los ocho generales se les dió el mando sobre todas las legiones de Bator y se les asignó las defensas del dominio en Averno. Allí, persiguieron y aprisionaron a Zariel. Otro diablo de la sima, Bel, fue ascendido como gobernante marioneta de ese reino.
Mefistófeles y Dispater, quienes había pretendido llevar la guerra a las puertas de Asmodeo, surgieron de El Ajuste de Cuentas debilitados y avergonzados, pero con todas sus posesiones intactas. Aunque Dispater había rechazado surgir de su ciudadela de hierro desde la derrota de la facción. Mammon, quien fue el primero en huir del campo de batalla, sólo ganó desgracia y la desconfianza de todos sus iguales. Así disminuido, nunca volvería a levantar un ejército contra el Príncipe del Mal.
Aunque extrañamente los aliados de Asmodeo fueron los que sufrieron lo peor. Belial cedió el puesto como archidiablo y entregó el trono de Phlegethoss a su hija Fierna. Belcebú, quien una vez se enorgullecía de su belleza, se convirtió en una repugnante criatura parecida a una babosa concenda a sufrir por toda la eternidad. Por su doblez, Geryon fue expulsado de los Nueve Infiernos y reemplazado por Levisy, quien ahora gobierna Estigia de su prisión helada. Moloch, aguijoneado por Malagard para permanecer desafiante hasta el final, también fue exiliado. Su anterior consorte reclamó sus títulos, convirtiéndose en la Condesa Saga de Malebolgia.
Glasya no huyó de El Ajuste de Cuentas indemne. Asmodeo la nombró Reina de las Erinyes, un título que sugería honor pero que realmente la había subdira de los Ocho Oscuros, quienes podía vigilar e informar de sus intrigas al Príncipe del Mal. En efecto, Asmodeo la neutralizó y la alejó tanto de él como pudo. 
 

La Redención de Glasya
De lo que no se dio cuenta Glasya fue que su nueva posición como Reina de los Erinyes la protegía de los archidiablos que, para entonces, descubrieron su mano en los acontecimientos que llevaro al Ajuste de Cuentas. Cada todos deseban una oportunidad para vengarse, pero ninguno se atrevió a actuar contra ella mientras estuviera a la sombra de los Ocho Oscuros. Además, su posición le proporcionó la oportunidad para dar un buen uso a sus habilidades diplomáticas, y reclutó a un pequeño ejército de diablos para ayudarla en caso de que tuviera una posibilidad para expandir su poder. Esa posibilidad tardo en llegar. 
Malagard no se contentó con las sobras de Moloch. Pidió más y más poder e influencia en los Nueve Infiernos hasta se convirtió en una presencia molesta para sus archdiablos rivales. La Condesa Saga pasó los siguientes años reuniendos almas para un ritual para convertirse en un dios. Sin embargo algo fue mal, quizás debido a la intromisión de Geryon. Malagard creció y se hinchó, convirtiéndose en un horror inflado y siempre en creciendo hasta que finalmente su cuerpo se desgarró en dos, liberando un torrente de suciedad que fluyó a lo largo de todo el reino.  
Esto le ofreció a Glasya la oportunidad para moverse. Con la Condesa Saga fuera de juego, ella y sus fuerzas se adentraron en Malebolgia sin oposición. Aqui se proclamó Señor del Sexto Infierno. Ningún otro archidiablo se atrevió a desafiarla, aunque su oido por ella permanecía. Incluso Asmodeo le dió su bendición confirmándola en el título. Ahora algunos creen que Malagard nunca fue algo más que un caliente asiento, una figuta de paja para controlar el reino hasta que Glasya estuviera lista para reclamarlo. Con los Ocho Oscuros controlando la correa de las legiones del Infierno, los otros archidiablos carecían de la fuerza para preparar una invasión, y ninguno se arriesgaría a otro Ajusto de Cuentas para hacerse con Malebolgia. Así Glasya reclamó su derecho de nacimiento y se posicióno para convertirse en el más poderoso Señor de los Nueve Infiernos. 
 

GLASYA HOY
Glasya ha surgido desde la sombra de su madre, ayudó a iniciar una guerra cuyas repercusiones aún pueden sentirse en los Nueve Infiernos, y cayó desde el poder solo para elevarse una vez más para reclamar un Infierno. ¿Qué podía hacer a continuación?. Los otros archidiablos no dudan que Glasya algún día expandirá su influencia para conquistar incluso más territorio, aunque quién podría ser su objetivo nadie lo sabe. 
Aquellos cercanos a Glasya la describen como un ser obsesionado con Levisto. Oscila entre deseo de miseria al odio ciego, moviéndose de un extremo al otro sin ningún aviso. Glasya no ha ocultado su intención de arrancarle el corazón a Levisto y devorarlo. La única razón porque la todavía no lo ha hecho es porque su padre se lo ha prohibido. Muchos consideran su oposición abierta a Levisto como algo nada más que una postura: Asmodeo bloquería sus esfuerzos, y el Señor de Estigia no esta desprotegido.
Otro avance que preocupa a la aristocracia infernal es la curiosa relación de Glasya con Fierna, el actual Señor de Phlegethos. La mayoría de archidiablos sospechan que Glasya fue responsable del asesinato de Naome, y estos rumores seguramente han llegado a oídos de Fierna. Si es asi, no le deben preocupar, ya que Glasya y ella han sido amigas desde antes de que Malebolgia cambiase de manos. De alguna forrma, Glasya ha abierto una brecha entre Fierna y su padre, Belial, y el viejo archidiablo ha perdido mucha influencia en beneficio de su hija. No puede pasar mucho tiempo antes de que Fieran le envie lejos para unirse al resto de los señores diablos caídos que acechan en las ruinas del Averno.
A diferencia de los otros señores, Glasya no esta completamente interesada en los asuntos más allá de los Nueve Infiernos sino que mantiene su atención sobre los desarrollos políticos del dominio. Continua siendo una de las grandes intigrantes y manipuladoras de todos los archidiablos, incluso aunque Malebolgia es el Infierno más pequeño y menos poblado. Mantiene un estupenda buena relación con los Ocho Oscuros, y los rumores sugieren que se ha ganado la ayuda de unos cuantos diablos de la sima. Si estallase una guerra entre Glasya y su padre -una eventualidad que todos esperan- sus maquinaciones podrían dividir a los Ocho. Nadie sabe cuantos diablos de la sima le son realmente leales a ella y cuando pretenden serlo mientras proporcionan información sobre sus propuestas a Asmodeo.
Los otros archidiablos detestan a Glasya y la culpan de su caída en el Ajuste de Cuentas. Belcebú le guarda una desprecio especial, y los diablos asesinos que se infiltran en su ruina bastante a menudo le pertenecen. Mammon, su antiguo amante, aún sigue amargado por su manipulación y alegremente le devolvería el pago por el daño sufrido a su reputación y posición. Ningún archidiablo aparte de Fierna, es amistosa con ella, a pesar de que ninguno se atreve a incurrir en la ira de su padre.
 

Conocimiento
Desde que Glasya arrebató el control de Malebolgia a la difunta Condesa Saga, ha transformado este reino en un lugar de belleza sorprendete y mal terrible. Todo en su reino refleja la oscurida en su mente, la corrupción que mancha su alma y su perspectiva retorcida sobre el mundo. Tan maligna como adorable, Glasya ha demostrado una y otra vez su voluntad de hacer lo que sea para ganar poder.
 

Religión CD 41: Casi todo lo que se sabe sobre Glasya proviene de rumores o especulaciones. La Princesa del Infierno fue discreta en su ascenso al poder, a pesar de los espías y enemigos por todos lados, y ahora que ha logrado el título que deseaba desde hace tanto tiempo, se ha vuelto incluso más hermética. Su discrección sólo ha alimentado más especulaciones sobre sus planes futuros.
La evolución más extraña en la postura de Glasya desde que se hizó con Malebolgia es la alianza inesperada que forjó con Fierna de Phlegethos. La conexión podría ser algo tan sencillo como que las dos son relatiavemten recién llegadas a las políticas de los Nueve Infiernos, pero más probablemente Glasya pretende utilizar a Fierna para reforzar sus propias fuerzas cuando finalmente actue contra Estigia.
Glasya se reserva sus planes para sí, pero no ha ocultado su deseo de matar a Levisto. Su razón conocida es vengar a su madre -un madre que ella misma podría haber asesinado. Glasya no posee el poder para preparar una invasión a gran escala sobre Estigia ni el apoyo de los Ocho Oscuros, lo que solo refuerza la idea de que está realizando sondeos en Phlegethos para obtener la ayuda de Fiernas para un ataque eventual. 
 

Glasya, Princesa de los Nueve Infiernos Controlador de élite nivel 29 (líder)
Humanoide inmortal Mediano (diablo, cambiaformas) 30000 PX
PG 526; Maltrecho 263 Iniciativa +21
CA 43, Fortaleza 40, Reflejos 41, Voluntad 43 Percepción +27
Velocidad 8, volar 8 Visión en la oscuridad
Resiste 20 fuego
Tiradas de salvación +2; Puntos de acción 1
RASGOS
aura: Presencia intoxicadora (hechizo) * Aura 3
Cada enemigo en el aura sufre un penalizador -4 a las tiradas de ataque que realice durante el turno de otra criatura, y tales ataques solo infligen la mitad de daño.
Resolución infernal (teletransporte)
Al comienzo de su turno, Glasya puede realiza una tirada de salvación contra cada efecto de aturdimiento, atontamiento o dominación sobre ella, incluyendo una salvación que normalmente no puede finalizar. Si salva, el efecto finaliza inmediatamente. En su primera tirada de salvación fallida en cada asalto, Glasya se teleporta 5 casillas.
ACCIONES ESTÁNDAR
ataque básico cuerpo a cuerpo: Molestia (veneno, arma) * A voluntad
Ataque: Cuerpo a cuerpo 1 (una criatura); +34 contra CA
Impacto: 4d6 + 7 de daño, y el objetivo sufre daño continuo 15 por veneno y queda afectado por presencia intoxicadora (salvación termina ambas).
ataque básico a distancia: Abrazo vil (psíquico) * A voluntad
Requisito: Glasya no debe estar apresando a una criatura.
Ataque: Cuerpo a cuerpo 1 (una criatura) +32 contra Reflejos
Impacto: 1d8 + 5 de daño más 3d10 + 11 de daño psíquico, y Glasya apresa al objetivo (escapar CD 31).
ataque a distancia: Mirada de desagrado (hechizo, psíquico) * Recarga 6
Ataque: A distancia 10 (una criatura afectada por presencia intoxicadora); +32 contra Voluntad
Impacto: El objetivo queda inconsciente (salvación termina). Hasta que el efecto finalice, el objetivo debe realizar una tirada de salvación como la primera tirada de salvación al final de cada uno de sus turnos. Tres fallos conducen a la muerte, de forma normal.
Fallo: 30 de daño psíquico.
ataque de área: Palabra de despido (miedo) * Recarga cuando quede maltrecha por primera vez
Ataque: Cercano explosión 3 (enemigo en la explosión); +32 contra Voluntad
Impacto: El objeitvo debe moverse a su velocidad como acción gratuita, terminado su movimiento lo más alejado posible de Glasya.
Fallo: El objetivo debe moverse a la mitad de su velocidad como acción gratuita, terminando su movimiento lo más alejado posible de Glasya.
ACCIONES DE MOVIMIENTO
ataque a distancia: Transporte infernal (teletransporte) * A voluntad
Efecto: A distancia 5 (un aliado o una criatura dominada por Glasya); Glasya teletransporta 5 5 casillas al objetivo, y el objetivo usa un poder de ataque a voluntad como acción gratuita contra una criatura a elección de Glasya. El objetivo posee ventaja de combate para este ataque.
Abrazo irresistible (teletransporte) * A voluntad
Efecto: Glasya se teletransporta 5 casillas, teletransportando a  cualquier criatura que este apresnado a una casilla adyacente a ella.
ACCIONES MENORES
ataque cuerpo a cuerpo: Ordenar obediencia (hechizo, psíquico) * Recarga cuando Glasya no tienen a ninguna criatura dominada
Ataque: Cuerpo a cuerpo 1 (una criatura apresada por Glasya); +32 contra Voluntad
Impacto: El objetivo queda dominado (salvación termina).
Cada tirada de salvación fallida: El objetivo sufre 15 de daño psíquico.
Cambiar de forma (polimorfismo) * A voluntad (1/asalto)
Efecto: Glasya altera su forma física para parece un humanoide Mediano hasta que use de nuevo cambiar de forma o hasta que descienda a 0 puntos de golpe. Para asumir la forma de un individuo específico, Glasya deben ver a ese individuo. Otras criautras pueden hacer una prueba de Perspicacia CD 45 para ver a través del disfraz.
ACCIONES DESENCADENADAS
Esclavo obediente (teletransporte) * A voluntad
Desencadenante: Un ataque impacta a Glasya mientras esta a 5 casilla de un aliado o una criatura dominada por ella.
Efecto (interrupción inmediata): Cercano explosión 5 (un aliado o una criatura dominada por Glasya); Glasya y el objetivo teletransportado intercambian posiciones. El objetivo a continuación es impactado por el ataque que activa el poder.
Habilidades: Diplomacia +30, Engañar +30, Perspicacia +27
Fue 21 (+19) Des 25 (+21) Sab 27 (++2)
Con 23 (+20) Int 27 (+22) Car 32 (+25)
Alineamiento maligno Idiomas celestial
Equipo armadura de cuero, espada corte (Molestia)
 

Glasya en Combate
Sobrevivir al Ajuste de Cuentas y  a las intrigas que aún inquietan a los Nueve Infiernos requiere astucia y engaños, dotes que Glasya posee en abundancia. Debe su existencia continuada a su aptitud por desviar las sospechas sobre los demás y aislarse de los castigos dejando que sus aliados sean los que sufran la caída. En casi cada caso, sus víctimas se sacrifican de buena gana. Ahora instalada en Malebolgia, Glasya no ha alterado su conducta, aparte de satisfacer más abiertamente a sus retorcidos deseos. Se rodea de sirvientes poderosos, todos esclavizados y más que dispuestos a morir para asegurarse de que ella vive.  
 Glasya evita la confrontación directa. Ve poca utilidad o valor en exponerse a riesgos necesarios. Si los enemigos la amenazan, huye por la vía más rápida posible mientras sus subordiandos mantienen ocupados a sus enemigos. Siempre intenta hablar para arreglar la situación, utilizando la seducción, el engaño o incluso la verdad si al hacerlo le conseguiese nuevos aliados para su causa. Glasya prefiere hacer amigos poderosos, no más enemigos.
Si la situación no la permite huir, Glasya puede invocar la simpatía y la devoción incluso en aquellos vueltos contra ella en combate. Dirige a sus sirvientes para mantener a los enemigos a raya mientras intenta seducir al oponente que siente que será más útil -a menudo un lanzador de conjuros o un guerrero duro. Una vez así reclutado, su siervo protege al archidiablo mientras se mueve alrededor de los límites del campo de batalla, golpeando con su hoja envenenada o confundiendo a sus enemigos.
 

Encuentros
Aquellos que buscan a Glasya tienen más posibilidades de encontrarla en su reino, Malebolgia. Aqui el paisaje hermoso y extraño oculta amenazas venenosas. Las sabandijas infernales pululan a las sombras de los jardines. Las frutas que cuelgan de los árboles en flor podrían explotar, regando a los que pasan a su lado con jugos ácidos. Los diablos retorcidos se ocultan agachados en la oscuridad, monstruosos y proscritos transformados por la indignación de la Princesa.
Glasya pasa gran parte de su tiempo recorriendo sus jardines o disfrutando de los lujos de su palacio, Osseia, un gran edificio lujosamente decorado con los mejores tesoros que los Nueves Infiernos pueden ofrecer. Aqui responde a los suplicantes en su cámara de audicencias mientras diablos de bronce y malebranches permanecen vigilantes para asegurarse de que no le pase nada a su señora. También acoje a las erinyes a quienes Glasya una vez dirigió, asi como súcubos, esclavos mortales y condenados que han captado su atención. Diablos punzantes, diablos de huesos, cambiones, diablos de las cadenas y otros diablos también recorren el Sexto Infierno. 
 

Malebolgia
Cada Infierno adopta las características y naturaleza del archidiablo encargado de gobernarlo. El control de Malebolgia ha cambiado de manos muchas veces a lo largo de los eones desde que Asmodeo arrebató el dominio a El Que Fue. Su forma actual posee poca semejanza a la que solía ser. 
Hace tiempo, cuando Moloch gobernaba, Malebolgia era un paisaje cambiante de destrozada roca negra flotando sobre un mar de fuego. Aquí y allí se alzaban grandes ciudadelas de bronce donde Moloch mantenía a sus prisioneros y satisfacía cada uno de sus retorcidos vicios. Viajar a través de este Infierno requería trepar a lo largo de una empinada superficie inestable, donde cualquier paso en falso podía significar caer en un pozo repleto de estacas muy afiladas de obsidiana. Las burbujas del lava liberaban nubes tóxicas de un gas verde grisacio que mataba a cualquiera que inhalaba sus vapores.
Malagar cambió algo Malebolgia. Aunque las rocas todavía se desprenden y tiemblan, y surgen fragmentos afilados desde debajo de la superficie, la lava poco a poco se fue enfriando, quebrando y finalmente quedando solidificada. Los gases tóxicos se alzaron para formar un firmamento lechoso que descargaba gotas ardientes por todo el reino marchito. Aquellos que recorrían el lugar a veces podían escuchar los gritos y carcajadas que surgian desde debajo de las rocas, como si algo o alguien estuviera atrapado debajo. Después del necio intento de la Condesa Saga de alcanzar el apoteosis fracasó, su hinchado cadáver en descomposición se extendió por todo el Infierno.
Tras la toma de Malebolgia, Glasya utilizó los restos de Malagard para rehacer el reino en algo adecuado a su visión ascética. Ahora es un lugar de contrastes totales, de belleza dolorosa yuxtapuesta con una fealdad terrible. De los huesos de la Condesa Saga edificó un gran palacio. En su piel corrompida, plantó adorables jardínes. Las almas condenadas esclavizadas por su predecesor se convirtieron en sujetos para sus experimentos. A algunos los hizo tan bellos que mirarlos era caer esclavos suyos para siempre; a otros los redujo espantosas formas retorcidas, burlas de piel atrapadas en un tormento eterno. Todo se encuentra al borde de la descomposición, la carne se derrite y las plantas se hinchan y rezuman limo -incluso las rocas se descomponen. La fascinante atmósfera es una ilusión, traicionado por el fétido hedor de la descomposición que impregan al Infierno.  
 

Osseia, el Palacio de Glasya
La sede del poder de Glasya, Osseia se alza sobre los jardínes perfumados sobre una colina redondeada adornada con estuatuas eróticas y decorativas pero mortalmente venenosas plantas. El palacio barroco replandece de blanco a la luz tenue, con arcos y rincones albergando estatuas desconcertantes, largos pasillos sumidos en una música encantada. En múltitud de habitaciones, salas y cámaras secretas, el Señor del Sexto Infierno y sus lacayos atormentan las almas perdidas de los atrapados aqui.  
Lo que a lo lejos parece ser piedra blanca se revela como algo más siniestro al acercarse. Huesos fusionados, algunos del cadáver de Malagard, otros de diablos que han disgustado a Glasya, son el material con el que fue construido el palacio. El brillante blanco salón del trono se encuentra dentro de la calavera vacía de la Condesa Saga; dos escaleras gemelas ascienden hasta el estrado desde donde Glasya gobierna su corte.

El Jardín de las Delicias: En algún punto cerca del centro del palacio, escodido tras altos muros levantados con calaveras blanqueadas, se encuentra un jardín asombroso. Este hermoso, extenso lugar esta repleto de especies de plantas de todos los planos. Los perfumes que surgen de las flores desordendas se mezcla para calmar a los visitantes y expulsar sus miedos. El jardín es el único lugar seguro en el palacio. Ningún monstruo acecha en sus sombras y su flora no es abiertamente peligrosa. Es un refugio para el dolor y el tormento, un lugar para respirar. Glasya y sus súcubos traen aqui a sus invitados y prisioneros para tranquilizarlos sólo lo suficente para hacer que sus agonías futuras sean aún más espantosas.
 

El Bosque de los Suspiros
La leyenda sostiente que los árboles que conforman el Bosque de los Suspiros una vez fue la guarida de Malagard. Seguramento no se parecen a ninguna especie hallada en cualquier otro lado. Cada uno es una negra cosa con espinas retorcida, supurando suciedad desde las brechas en su tronco. Aqui es donde muchas de las víctimas de Glasya terminan. Cuando la archidiablo se cansa de sus juegos, sus sirvientes se los llean y los impalan en las ramas de los árboles. Incluso la Muerte no se atreve a caminar bajo los crueles ramas, y las víctimas podrían permanecen durante décadas antes de descomponerse. Se cree que los árboles se alimentan de sus almas, extendiendo diminutos zarcillos a través del cuerpo de cada víctima, y bombeandoles nutrientes para mantenerlas vivas hasta que el alma es completamente consumida. 
 

Las Tripas
La influencia y la magia de Glasya reformó la superficie de Malebolgia, pero este exhuberante aunque desconcertante paisaje oculta lo que llegó antes. Bajo del suelo blando y las raíces enredadas yace una extensa red enmarañda de túneles formados por huecos en los riscos afilados que una vez cubieron la superficie. El caparazón descompuesto de Malagard goteo hacia este reino subterráneo, congregándose en fétidos estanques de hedor terrible que engendran horrores más allá de cualquier descripción. Los diablos -tanto aquellos leales a Glasya y otro- recorren estos pasillos, cazando a los condenados y unos a otros por deporte. En las extensiones más profundas, según los rumores, hay una antigua ciudadela en ruinas de los ángeles que permanecieron leales a El Que Fue. Allí, atrapados bajo una montaña de rocas, han enloquecido, retorcidos en algo que ni es ángel ni es diablo sino algo completamente distinto.
 

Los Pozos Criadores
Las almas mortales enviadas a los Nueve Infiernos se enfrentan a tormentos inenarrables, su existencia un interminable recorrido de horror, dolor y sufrimiento. Cada archidiablo reclama las almas de los recientemente muertos que trataron con estos diablos o que fueron robadas del Páramo Sombrío por las sagas nocturnas y luego las vendieron a los diablos. En Malebolgia, estos condenados encuentran todo tipo de finales terribles. Algunos cuelgan en el Bosque de los Suspiros o se convierten en juguetes para Glasya, pero la mayoría son conducidos a los Pozos Criadores. Aqui, los diablos del dolor los empujan a estanques fétidos llenos de larvas que se retuercen que muerden y desgarran a las víctimas agonizantes hasta que devoran hasta el último rastro del alma. A las pocas horas de recibir un alma, un estaque expulsa una reptante masa de carne empapada, llamda lemure. Después de que la forma de este diablo menor se estabilice, finalmente crece hasta convertirse en uno de los diablos más grandes y más peligrosos que pueblan los Nueve Infiernos.
Malebolgia alberga varios pozos criadores, pero la mayoria están ocultos a la vista por densos bosques. Ni siquiera Glasya puede soportar mirar a los misrables lemures o soportar sus gritos lloriqueantes.   
 

Los Cuchillos
El paisaje nuevo que se esta extendiendo por todo Malebolgia cubre gran parte del reino, pero no todo. A lo largo de sus bordes, donde los pastos retorcidos y las plantas venenosas no pueden extender más, la anterior superficie de Malebolgia aún se muestra de irregulares fragmentos de obsidiana. Estos altísimos monolitos, llamados los Cuchillos, se inclinan unos sobre otros para formar pasillos o sobresalen como hojas grandes. Parecen lo suficientemente estables, pero caminar a través de ellos revela la mentira: sus cimientos cambian sin aviso, lanzando a los viajeros a pozos plagados de puas afialdas que desgarran la carne y cortan las extremidades. Los Cuchillos forman un anillo alrededor de Malebolgia, extendiéndose alrededor de una milla y terminando en la muralla exterior de Malebolgia, donde túneles inmenos conducen a los reinos adyacentes. 
 

Slag, la Fortaleza Final
En los días de Moloch, Malebolgia albergaba trece fortalezas de bronce, cada una separada para una crueldad diferente. La guerra por los Nueve Infiernos hizó que muchas fueran saqueadas y dejadas en ruinas, y la Condesa Saga permitió que los bastiones restantes cayeran en desuso. Sólo queda una ciudadela, un gran edificio medio fundido conocida como Slag. 
Glasya no sólo toleró la presencia de Slag, sino que animó a sus sirvinetes a mantenerla en pie como un recuerdo de lo que una vez hubo aqui y que tuvo que superar. Moloch utilizaba esta ciudadela para sumergir a sus víctimas en oro fundido. Después de sacar sus cuerpos agonizantes de las cubas, los situaba en nichos para poder admirar su dolor atrapado en el metal precioso.  Aún quedan pruebas de este placer; caminar a través de la galería de la fortaleza desvela varias cientos de criatuas cuyos momentos de agonía final han sido para siempre preservados en oro. Muchos susurran que Moloch se encuentra aprisionado en algún sitio bajo este bastión, quizás encerrado en una prisión similar a la de sus víctimas.
 

Las Diez Torres
Diez torres torcidas se alzan en un círculo alrededor de Osseia. Según la leyenda, cada una una vez fue uno de los dedos de la Condesa Saga. Ahora son puestos de guardia y asideros para las erinyes que velan por Malebolgia.
Glasya separón a una, llamándola la Torre del Dolor. En ella, sus enemigos más peligrosos permanecen duranete eones en un tormento insoportable. Los niveles inferiores aprisionan a enemigos menores que se han cruzado con Glasya en el pasado -incluyendo muchos aventureros- pero que son demasiado peligrosos para que los mantenga en su palacio. En las cámaras superiores, Glasya encierra a lo que queda del círculo interior de la Condesa Saga, los consejeros y sicofanes que sirvieron al antiguo gobernante hasta su muerte. Entre ellos se encuentra la montura de Malagard, una pesadilla cuyos terribles gritos aún se extienden por toda la torre.
 

    TARTACH
Después de que Moloch cayera del poder, la mayoría de duques y otros archidiablos poderosos huyeron de Malebolgia ya que eran leales a Belcebú. Lilith, Bethage y otros abandonaron a Malagard y regresaron a la corte de sus amos. La muerte de la Condesa Saga y el ascenso de Glasya no han hecho nada para cambiar de opinión, asi que Malebolgia posee pocos individuos de importancia al servicio de Glasya. Este hecho no preocupa nada a Glasya, ya que ha obtenido el servicio inestimbale de Tartach, el anterior legado de Moloch y duque de los Infiernos. 
Tartach, a veces llamado Tartash, posee una reputación siniestra. Nunca fue un constante o verdadero partidario de Moloch e incluso fue menos leal al sucesor del archidiablo. No realizó ningún esfuerzo para proeteger a Moloch de la influencia de Malagard, ni aconsejó a la Condesa Saga contra su imprudente transformación. Para cada archidiablo que ha gobernado aqui, ha ofrecido un frente leal, siempre apoyando al Señor del Sexto Infierno, aunque solo sea de palabra.
La deslealtad de Tartach provenía del resentimiento: Por todos los Nueve Infiernos, veía que indiviudos de menor valía ostentaban posiciones de mayor importancia y poder. Sin embargo, Glasya cambió en algo su posición. En ella, ve una posibilidad para obtener poder real y duradero. Cree firmemente que un día Glasya derribará a Asmodeo y le ha jurado su lealtad, cortando todo vínculo con Belcebú a gran riesgo para él. A cambio, Glasya ha confiado a Tartach una gran cantidad de poder y se aprovecha de su sabiduría y experiencia para guiarla en su ascenso contante.
Tartach es un diablo inmenso, apenas humano en apariencia, con una piel ardiente rojo naranja y pelo dorado.  Luce una barba y bigote; cuernos curvos surgen de su cabeza. Sus características humanas terminan en su cuerpo inferior, donde posee patas y garras traseras de león. A menudo viste túncias negras y porta una espada llameante.

 

Glasya en el Mundo
La adoración de diablos tiene pocos defensores en el mundo natural. Uno sólo tiene que mirar las ruinas de Bael Turath, y ver la corrupción que todavía cotamina a los tiflin, para comprender que perdición espera para aquellos que se alien con los Nueve Infiernos. A pesar de todos los peligros inherentes a tales prácticas, parece que no existe falta de tontos y lunáticos dispuestos a ofrecer su posesión más valiosa a cambio de alguna fugaz ganancia material. Los diablos no desean devotos. Desean almas -tantas como puedan conseguir.
El alma portal posee poder. La Reina Cuervo, si se pueden creer los viejos relatos, consiguió vencer a Nerull esgrimiendo energía extraida de las almas atrapadas en Pluton. Los archidiablos y otros miembros de la aristocracia infernal codicina este poder y harán lo que sea para asegurarse de tenerlo. Todos los diablos se benefician por la cosecha de almas; la prueba se encuentra en su creciente fuerza, su influencia sobre los Nueve Infiernos y en la magia oscura que esgrimen. La razón para hacerlo depende del individuo. Mefistófeles, por ejemplo, necesita almas para crear fuego infernal. Belcebú las almacena para completar un ritual para liberarse de su forma parecia a una babosa. Entonces, ¿qué desea Glasya?.  
Desde mucho antes de que conquistará Malebolgia, la Princesa de los Nueve Infiernos ha disfrutado de una gran cantidad de seguidores mortales. Aunque su poder no es igual al de los archidiablos, sus devotos mortales superan a aquellos de cualquier otro duque o señor de los Infiernos. El atractivo de Glasya procede de su posición como renegada dentro de la aristocracia infernal, una extranjera que consiguió triunfar a pesar de la miriada de enemigos que la rodean. Los mortales que se sienten oprimidos o atrapados en inaguantables situaciones familiares, sociales o culturas ven un Glasya una forma para sobrevivir. Represente una forma para rebelarse contra la tradición y elevarse encima de ella. Sus seguidores más ardientes provienen de los oprimidos, los perseguidos y los explotados. Por ello, los cultos de Glasya echan raíces en tierras civilizadas donde el orden y la costumbre son lo primero. Una idea asi parece en desacuerdo con la naturaleza opresiva de los diablos, pero Glasya nunca ha sido alguien que hace lo que es espera de ella. Ella y sus seguidores viven fuerza del clima infernal y forjan su propio camino. 


Seguidores
Como con la mayoría de la gente que trata con los diablos, los sirvientes mortales de Glasya prefieren la soledad y el secretismo a la organizaciones complicadas: Los grupos más grandes atraen la atención de cazadores de brujas y otros fanáticos. Por ello, los seguidores de Glasya oculta su alianza y enmascarán su devoción con algún otro tipo de afiliación religiosa. Muchos de sus adoradores podrían profesar devoción por Corellon, Sehanine o Ioun, mientras trabajan en secreto en beneficio de Glasya.
Como con cualquier archidiablo, Glasya negocia con los mortales a cambio de sus almas, normalmente a través de súcubos o algún otro intermediario infernal. A menudo el trato es por alguna ganancia menor en forma de riquezas, amor o fama. Una vez que se realiza el trato, Glasya cumple su parte otorgando al mortal los médios para asegurar el objeto deseado a través de sus propios esfuerzos. Hacerlo casi siempre acarrea algún riesgo o consecuencia terrible, un peligro que normalmente acelera la muerte del mortal y esa alma hacia los Nueve Infiernos.
Los mortales astutos y con talento forjan un pacto con Glasya para tener acceso al poder arcano a cambio de algún pago futuro. Glasya no hace estos pactos demasiado a menudo a  no ser que su sirviente mortal le prometa enviar más almas para llenar sus cofres. Sus brujos emplean una amplia variedad de conjuros con temas infernales; muchos también dominan conjuros que manipulan, coacciona y engañan a otras criaturas.  
 

Cultos
Nadie conoce el verdadero número de cultos dedicados a Glasya. Sólo se reunen en lugares secretos donde pueden llevar a cabo sus ceremonias blasfemas sin atreaer la atención de las autoridades. Muchos cultos prosperan lejos de los centros de la civilización, ya que los dioses poseen menos influencia en estas lejanas zonas y los espíritus primigenios y sus devotos no se sienten inclinados a interferir. De hecho, algunos cultos de Glasya incorporan espíritus oscuros a sus prácticas.
El aquelarre más infame en preocupar al mundo fueron las Hijas de la Noche Más Negra. Una bruja infernal llamada Ereae fundó el grupo con el único propósito de aumentar su poder para disputar el reinado de Asmodeo sobre los Nueve Infiernos. Glasya encontró divertidas sus intenciones. Antes de que los inquisidores de Asmodeo los descubriera y los destruyera, los sectarios registraron sus conjuros retorcidos en un tomo vil conocido como el Libro Blasfemo, un raro volumen buscado por todo el mundo por aquellos interesados en lo oculto y lo prohibido. Para más información sobre las Hijas y el Libro Blasfemo, consulta: "Actos de Clase: Brujos - Secretos de la Noche Más Negra" en este mismo blog. 
 

Fuente: Wizards of the Coast - Dungeon Digital 197 (Codex of Betrayal: Glasya, Princess of the Nine Hells)