Por Ed Greenwood
Traducción por Bowesley
El clero de Faerûn esta constantemente renovándose, a medida que pasa el tiempo las actitudes y portafolios de las deidades cambian, su influencia sobre los mortales aumenta o disminuye, y el poder secular de sus iglesias cambia.
Sin embargo hasta el momento, a lo largo de los años de los Reinos publicados, los hechos y debates tras las cortinas del clero, cuando los avatares de las deidades mismas no están en primer plano, los cismas no tienen lugar y el mundo no esta sacudiéndose o al borde del precipicio, en cierta modo han sido descuidados.
Por eso aqui hay un ejemplo de algo que esta ocurriendo casi constantemente en diversas formas por todas las fes organizadas de los Reinos. He elegido la Iglesia de Tymora porque es de interés para todos los aventureros (quienes, después de todo, son la mayoría de PJs) y porque la naturaleza dinámica de la diosa de la buena suerte hace que los hechos de su iglesia sean importante para los mortales de muchas razas, formas de vida y objetivos.
Asi que aqui teneis una introduccióna a algo que comenzó como un secreto asunto interno dentro de la iglesia de Tymora, y aún esta influenciando a la fe (y a todos aquellos que busca el favor de la Dama de la Suerte) en Faerûn hasta hoy en día.
Una Noche de Visiones
En una noche sin determinar en 1358 CV, cuando la Plaga de los Conjuros estaba a punto de tener lugar, el dormido archisacerdote Baerleglas Thontal, Suplicante Cubierto (abad) de Tymora en la abadía Justa Casa de la Oportunidad de Tymora en el campo al noreste de Crimmor, recibió un visión extremadamente muy real en sus sueños.
Vio una espada bailando que recorría un largo majestuoso hilo plateado en el cual constantemente las monedas aparecían con un resplandor, brillaban y desaparecian, una manifestación favorita de la diosa, en un bosque iluminado por la luna. El límite del bosque sufría una enferemdad extraña donde los árboles se derfomaban con formas de pesadillas, como grandes ondulantes trozos de hongos gruesos, soltando sus hojas y desgarrándose en el proceso, algunos de ellos cayendo y muriendo y otros convirtiéndose en polvo y derrumbándose y deshaciéndose. Esta plaga se estaba extendiendo con una rapidez terrible, y la espada respondía corriendo hacia el bosque, a su paso desintegrando árboles en instantes igual de rápidos. Cuatro veces se hundió en el bosque, describió una gran curva, y los árboles dentro de estos arcos comenzaron a moverse, arrancando sus raíces de la tierra en un suelo turbulento marchando hacia la espada, que condujó a los árboles lejos del bosque, hacia una lejana colina pelada. Tras los árboles en movimiento, el resto del bosque fue reclamado or la plaga, y desfigurado horriblemente y abandonado en ruinas. En la colina, los árboles se detuvieron mientras la espada que era Tymora volaba en una gran ovalo alrededor de ellos, parpadeando con una brillantez cegadora, y desapareciendo en un destello. Dejó tras de sí un bosque nuevo bañado en luz de luna, grande y vigoroso y altisismo... mientras que los árboles abandonados tras de sí se convirtieron en sacerdotes tymoranos que Thontal conocía en persona, sus caras boquiabiertas y los ojos de mirada muerta derritíéndose mientras se derrumbaban unos sobre otros.
Aqui terminó la visión, con Thontal perlado con del sudor frío de la vigilia. Se levantó, inquieto, se pusó una túnica y buscó a su Preceptora (la segunda al mando en la abadía, y su tesorera), la seria y concienzuda Laurauna Belmantur. La encontró despierta y un estado parecido de sorpresa y preocupación, ya que acababa de recibir su propia visión: De si misma corriendo descalza a través de un yermo duro y espinoso, con monstruos acosándola por todos lados, buscado desesperadamente algo que aparentemente llegó a ella en solitarios clérigos de Tymora corriendo, con la luz de la diosa en sus caras. Cuando la vieron, se pusieron a correr junto a ella, un grupo de sacerdotes reuniéndose a su alrededor y sin dejar espacio, durante kilómteros jadeando, hasta que llegaron a un claro donde un rayo de luz de luna cai sobre una espada larga con la punta hacia abajo flotando verticalmente del tamaño de un humano de siete pies de alto, compuesto de cambiantes monedas brillantes en constante movimiento: Tymora misma. Laurauna sintió un impulso casi extático de saltar y abrazar a la espada, y lo hizo, sus filos cortándola pero produciendo felicidad en medio de un fuego divino que le sanaba. Y en su cabeza, mientras caiga hacia atras y el clero con ella daba sus propios saltos, un sentimiendo de que todo esto estaba bien, y que era necesario, y que debía hacerse.
Mientras Thontal y Belmantur hablaban, fueron interrumpidos por la Preceptora Amanthra Doaloke (directora del culto, el coro y la seguridad de la abadía), la Dama "Madre" Calathnae Zandarn (directora de la instrucción y la disciplina) y la Dama Intendente y Sacristan Imdrarra Halarnhand (directora de los asuntos seculares: comida, suministros y reparaciones), todas muy alteradas, ya que todas habían recibido visiones parecidas a la de la Preceptora.
La visión de Doaloke había sido buscar la brillante pero enterrada espada que era Tymora en un sótano a oscuras repleto de hojas oxidadas que caían desde una armeria que se derribaba por encima; la de Zandarn fue la de una reunión solemne del clero con túnicas de Tymora todos de cara a un altar sobre el cual flotaba la luz danzante de Tymora, tocándolos y convirtiéndolos a todos en monstruos terribles excepto a ella misma, la luz protegiéndola y enviandola a las tierras salvajes circundantes para buscar adoradores nuevos y puros; la de Halarnhand fue de dados y monedas cayendo que saltaban sobre una mesa de mármol blanco, estos dados y monedas oscureciéndose y estallando, algunos de ellos transformándose en serpientes escupidoras y esferas pequeñas que eran todas fauces abriéndose y cerrándose, con una gran necesidad imperante surgiendo de dentro de ella de apartar ciertos dados y monedas de la corriente, sin perder una sola que a sus ojos eran "auténticas", para ser rescatadas de este destino, una misión en la que era demasiado lenta, y pronto se siento abrumada por cuantas había perdido.
Los cinco clérigos principales de la abadía se reunieron en un conclave solemnte hasta el amanecer, y entre ellos acordaron que partirían de la abadía y marcharían juntos hasta un lugar sagrado en las tierras salvajes donde sabían que una vez Tymora en persona había sanado a un mortal, y allí ayunaron y rezaron en busca de guia. Hicieron esto, y la primera noche en que durmieron allí, todos ellos recibieron la misma visión, los que les situo en el trayecto de las Cuatro Misiones del Resplandor.
La Primera Misión
Esta misión le fue encargada a Laurauna Belmantur. La diosa la mandó recorrer la campiña de las Tierras Centrales y reclutar a "inocentes" (seres que nunca había visitado un templo verdadero de cualquier fe o que se habían comprometido con cualquier deidad) y encontrar individuos adecuados que pudisesen "unirse a Tymora" (convertirse en miembros de su clero). La diosa la enviaría visiones en sueños sobre cual de sus elecciones eran verdaderamente apropiadas, y se encargó a Laurauna entrenar y guiar espiritualmente a estas personas idóneas. Su trabajo posterior sería ayudar y apoyar a estos "Ascendidos" nuevos al tiempo que reclutaba a otros para el clero y fundaba capillas pequeñas, ermitas y finalmente monasterios dedicados a Tymora por todas las Tierras Centrales rurales. Estas creaciones tenían que ser "la coumna vertebral nueva de la fe" si los templos urbanos establecidos dedicados a la diosa quedasen en ruinas o sumidos en el abandono durante "el tumulto ahora sobre nosotros" (la Plaga de los Conjuros).
Laurauna trabajó largo y diligentemente según las ordenes hasta su muerte por una fiebre en lo más frío de invierno que comenzó en 1387 CV, y construyó montones de pequeñas capillas sencillas por todas las Tierras Centrales. Fundó un monasterio a algunos días al noreste de Berdusk en el 1362, pero fue destruido por el fuego y la guerra en un asalto hobgoblin una década después, y para la década de 1480 su "columna vertebral de la fe" era poco más que sesenta portadores de la suerte y subsacerdotes, dispersos por todas las Tierras Centrales.
La Segunda Misión
Esta misión le fue encargada a Amanthra Doaloke. La diosa la encargó reclutar y entrenar (visiones enviadas por la diosa confirmarian a los verdaderamente apropiados, y descartar a los débiles y a los falsos) de forma continua a los Campeones de Tymora; líderes aventureros carismáticos que iban a promover la fe y llevar a cabo hazañas que serían elogiadas y de las que se hablaría, para animar a la población general a una mayor veneración de la Dama de la Suerte. Por ello los Campeones tendrían vidas peligrosas y valientes apostando su seguridad, el número de muertos sería alto y los reclutas de Amanthra constantes.
Aunque su misión tuvo cierto éxito inicial, reclutando a sacerdotidas aventureras como Valanthra "Espada de llamas" Dreth e Ilvalarra Wyndsun, gran parte de los reclutas de Amanthra murieron espectacularmente y pronto, y sus remordimientos crecientes y el ascenso de pérdidas hizo que perdiese su fe en 1366 y se hizo panadera en Sandriwur, una aldea pequeña al suroeste de Priapurl. Murió en su panadería en un fuego causado por un relámpago que destruyó gran parte de Sandriwur en 1369 CV.
La Tercera Misión
Esta misión le fue encargada a Calathnae Zandarn. Tymora la ordenó reclutar, entrenar y liderar (visiones en sueños enviados por la diosa seleccionando a los verdaderamente apropiados y descartando al resto) a un puñado de "Auténticos a Tymora". Estos individuos dedicados salvaguardarían los principios, el saber y los rituales de la fe en secreto, viviendo en fortalezas lejanas y disfrazándose con varios aspectos de bestias inteligentes, para preservar la Iglesia de Tymora en caso de que todo lo demás fuera destruido.
A su vejez, Calathnae no estaba satisfecha y desafío a la diosa liderando a algunos de los Leales más jóvenes e inquietos en asaltos para ayudar abiertamente al clero regular de Tymora sitiado, y murió (atravesada por seis flechas de forajidos) en uno de tales ataques en el invierno de 1391 CV. La mayoría de los Auténticos "activista" murieron en diversas percances, y no se sabe cuantos sobrevivieron de los que se mantuvieron ocultos; aunque los sacerdotes tymoranos tienden a creer que solo unos pocos Leales siguen vivos, sus identidades, paradero, fuerza e inclinaciones verdaderas son solo conocidas por ellos mismos y la diosa.
La Cuarta Misión
Esta misión le fue encargada a Imdrarra Halarnhand. La diosa le dijo que reclutase y ayudase a varias bandas de aventureros para convertirse en "el Brazo Castigador de la Dama", arrojándose contra y desbaratando o destruyendo a los enemigos de la Iglesia de Tymora (y tymoranos en general), liderando o incluso rescatándoles cuando fuera necesario, para debilitar a los enemigos de la diosa y hacer que todos los demás se lo pensasen dos veces antes de arremeter contra la Iglesia de Tymora o menospreciar su poder.
Los esfuerzos de Imdrarra tuvieron un gran éxito inicial, ya que muchas bandas de aventureros consiguieron una importancia temporal y veneraron publicamente a Tymora. Entre estas se incluyen a los Vagabundos de Anglam, al Escudo Brilloprohibido, a las Siete Espadas Destruidas de Aguasprofundas y los Colmillos del Jabalí de Memnon.
Aunque se cree que la delgada de pelo negro Imdrarra apasionada fue asesinada en 1372 CV, los tymoranos dicen que la diosa la devolvió a su servicio como un espíritu susurrados parecido a un espectro que lleva las palabras de la diosa, y una "ayuda pequeña" (curación, huida mágica de prisiones y grilletes, orinetación en terreno desconocido y traicionero) a los tymoranos devotos.
Con el tiempo, muchas bandas de aventureros actuaron primero en su propio beneficio y enriquecimiento, y sus oraciones a Tymore se volvieron vacías, pero en 1489 CV, aventureros jóvenes y prometedores como El Escudo en Llamas de Scornubel y los Errantes Valientes de Berdusk aún trabajan con el clero de Tymora y elogian publicamente a la diosa.